miércoles, 22 de julio de 2009

-13. Entrevista a Mª Eugenia Gil. Enfermera y socióloga.

1. ¿En qué medida cree que los profesionales de la salud tenemos en cuenta los aspectos que no sean estrictamente clínicos de los pacientes?

La práctica clínica y la investigación sanitaria consideran más relevantes los aspectos clínicos para valorar el estado de salud de las personas. Sin embargo, cada vez adquieren más relevancia otros aspectos. Estamos hablando de aspectos macrosociales relacionados con la estructura social y aspectos microsociales más cualitativos en los que las creencias de las personas y su capacidad de comunicación e interacción adquieren relevancia.

Los aspectos macrosociales son tenidos en cuenta en la llamada Epidemiología Social. Los aspectos microsociales siempre se han sido tenido en cuenta pero, creo, que no han recibido el merecido reconocimiento, han formado parte de la llamada “intuición” u “ojo clínico”. Los y las profesionales sanitarios tienen “ojo clínico” cuando además de valorar de forma explícita los datos clínicos-objetivos, signos, han tenido en cuenta de forma implícita otros aspectos más cualitativos-subjetivos que se han puesto de manifiesto en el relato de los síntomas.

Estos aspectos subjetivos tienen importancia ya que son sustanciales para valorar y tener en cuenta la capacidad del paciente de percibir y afrontar su proceso de salud y enfermedad y de llevar a buen término los procedimientos terapéuticos prescritos.


2. ¿Cree que compartir las decisiones terapéuticas entre el profesional y el paciente mejora los resultados en salud?


Existe evidencia científica que pone de manifiesto una mayor satisfacción y adherencia a los tratamientos cuando los profesionales sanitarios establecen relaciones de empatía y favorecen el proceso de comunicación.

No conozco evidencia de la posible relación entre toma de decisiones compartidas y la mejora de resultados en salud. Sin embargo, creo que frente al paternalismo clínico, aún presente en la práctica de algunos y algunas profesionales, van tomando fuerza las decisiones compartidas. Que no es más que un reconocimiento de la mayoría de edad de los y las pacientes que lleva implícito un cambio de orientación de la práctica clínica.

Los profesionales sanitarios debemos mirar a los y las pacientes como sujetos activos, agentes dotados de conciencia, voluntad y lenguaje con capacidad de decidir (también debe ser reconocida la capacidad de decidir “no saber“). Para que la toma de decisiones compartidas sea efectiva es preciso una relación de empatía y comunicación efectiva entre profesionales sanitarios, pacientes y cuidadores.


3. Como enfermera y socióloga, ¿cree que el farmacéutico tiene un conocimiento que debe aprovecharse más?

Efectivamente, los profesionales farmacéuticos están en una posición de privilegio en su relación con pacientes y familiares y, no siempre, esta posición es reconocida o valorada. Los profesionales que trabajan en las oficinas de farmacia son, en muchas ocasiones, el primer eslabón de la cadena sanitaria; el primer profesional sanitario que encuentra el paciente o familiar angustiado que trata de resolver un problema de salud. La relación de confianza que se establece entre farmacéuticos/as y pacientes es de enorme importancia para la continuidad o no de la asistencia sanitaria, para el uso correcto de medicamentos y productos sanitarios.

Como enfermera creo que deberíamos colaborar con más frecuencia ya que para llevar a cabo la función específica de los y las profesionales de la enfermería, los cuidados, utilizamos entre otras herramientas productos sanitarios y medicamentos. Como sabes en estos momentos se esta modificando algunos aspectos sustanciales de la conocida “Ley del Medicamento” (Ley 29/2006, de 26 de julio, de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios) que establecía que médicos y odontólogos eran los únicos profesionales que podían prescribir medicamentos. Afirmación que convertía en ilegales gran parte de las actuaciones clínicas que realizamos a diario enfermeros y enfermeras. Tratando de cambiar este “sin sentido” el Ministerio de Sanidad y Consumo puso en marcha un proyecto en el que se desarrolla una disposición adicional a la Ley 29/2006, en la que se incluyen una lista de productos y medicamentos de prescripción enfermera. Por su parte, en la administración andaluza tenemos pendiente de aprobación un Decreto que define la actuación enfermera en el ámbito de la prestación farmacéutica del Sistema Sanitario Público de Andalucía. Decreto elaborado por la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía que cuenta con la connivencia de los Consejos Andaluces de Enfermeros y Médicos. En él se recoge la posibilidad de recetar fármacos y la obligación de que estos se receten por principio activo.

Estas actuaciones abren un enorme campo de trabajo entre profesionales de la enfermería y de la farmacoterapia que no deberíamos pasar por alto. Los profesionales de la enfermería deberíamos tener en cuenta el vasto conocimiento sobre acciones, interacciones y efectos adversos de los farmacéuticos, y ambos colectivos deberíamos establecer alianzas para detectar usos ineficientes o abusivos de medicamentos, favorecer el cumplimiento terapéutico o actuar conjuntamente para que la oferta de productos sanitarios financiable a cargo de la seguridad social llegue a quien más lo necesita.

No hay comentarios: