1. ¿Cree que el farmacéutico es un profesional desaprovechado?
No, creo que cada profesional es responsable de su trabajo y formación, y el gremio farmacéutico puede avanzar hasta donde quiera, igual que cualquier especialidad sanitaria. El conocimiento y la formación son ilimitados y todos los días se aprende y se crece como profesional, si uno quiere. Tal vez desde hace unos años ha surgido la inquietud por una mayor formación del farmacéutico desde el plano clínico y asistencial, algo muy enriquecedor para su trabajo y una perspectiva nueva de su vocación.
Así pues, y dentro de un enfoque multidisciplinar del paciente, siempre es positivo el aporte que cada sanitario que atiende al mismo pueda dar y en este sentido, el farmacéutico tiene mucho que decir y que trabajar en el cumplimiento y seguimiento terapeútico, en las de interacciones farmaceúticas, la farmacocinética, la educación sanitaria de la población, los efectos adversos etc…
2. ¿Cómo cree que debe ser la relación entre médicos y farmacéuticos?
Fluida, coordinada, respetuosa, no intrusiva y con un objetivo común. Debe existir un conocimiento mutuo del trabajo de cada uno, siendo la colaboración progresiva, de calidad, y mediante una comunicación bilateral. El destinatario final del beneficio siempre debe ser el paciente, por encima de cualquier tipo de interés y evitando en todo momento las connotaciones del pasado donde el farmacéutico no estaba tan implicado en el seguimiento de la patología del paciente transversalmente.
3. ¿Animaría a los farmacéuticos a participar en el Congreso?
Radicalmente si; pero no solo a los farmacéuticos, sino a todo profesional del mundo sanitario preocupado en mejorar constantemente la atención al paciente y la calidad de vida del mismo.
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